jueves, 19 de mayo de 2016

PROMÉTEME QUE SERÁS DELFÍN (VERSIÓN 2016) (AMELIA NOGUERA)

Prométeme que serás delfín

Amelia Noguera



FICHA TÉCNICA

Título: Prométeme que serás delfín
Autor: Amelia Noguera
Editorial: Suma de Letras, 2016
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 288









AMELIA NOGUERA


La editorial nos dice esto de la autora:

Amelia Noguera es una escritora madrileña que, tras autoeditar cuatro novelas en Amazon y ocupar los primeros puestos de descargas, se ha convertido en un fenómeno editorial. Graduada en Humanidades, ingeniera informática y traductora, y con referencias literarias tan dispares como Ana M. Matute, Almudena Grandes, Margaret Mazzantini o Joyce C. Oates, sus obras reflejan siempre una gran sensibilidad.
Dio el salto al papel con La marca de la luna (2014), La pintora de estrellas (Suma 2015), que traducirá al polaco la prestigiosa editorial Rebis, y ahora vuelve con Prométeme que serás delfín.

Sus novelas publicadas son:




ARGUMENTO


Durante una fiesta escolar aparece muerta Adela, una de las profesoras del centro escolar. Una muerte violenta y en la que el cadáver aparece con la boca tapada con celo, justamente el castigo que infligió a Sofía, una de sus alumnas. Sofia padece el TDHA, una patología que algunos dicen que es una enfermedad inventada que conlleva una hiperactividad que trae por el camino de la amargura a su madre y a su profesora.

Las amigas de Sofía se proponen descubrir quién es el asesino, para evitar así que ocurra la gran CATASTROFE. Porque ¿puede haber mayor desastre para unas amigas de once años que las cambien de colegio y las separen? 
«-Vale. Entonces, chicas, ya sabemos que, si queremos seguir juntas el año que viene, debemos averiguar quién lo hizo». (Página 68)

Una investigación en la que no participará Sofía, que les ha dicho:
«-Yo sé quién la mató». (Página 66)

Pero les deja muy claro que no se lo dirá.







LA NOVELA

Prométeme que serás delfín es una novela que ya tenía reseñada en el blog, de cuando hace tres años la publicó Amelia Noguera en Amazon. Sin embargo, aunque retomando la base de la reseña que en su día publiqué, he decidido hacer una nueva. En primer lugar porque la novela no es exactamente la misma, no solo por el proceso de edición que ha tenido lugar en Suma de Letras, sino porque hay cambios en la misma, que no solo afectan al orden de los capítulos y a que se haya ampliado, sino a que incluso cambia un poco el final.
Además, tenía cuando la releí mucha curiosidad por saber cómo el paso del tiempo había afectado a esta novela, que está muy pegada a la realidad que vivimos, al día a día de esa crisis que nos está consumiendo a los españoles. Desgraciadamente, las mismas palabras que empleaba hace tres años siguen siendo válidas hoy día, porque por más que nos digan que lo peor de la crisis ya ha pasado, seguimos viendo como el paro sigue y sigue ahí:
«En los últimos años, muchos se han quedado sin trabajo y en todas las fiestas hay ya casi más hombres que mujeres. Este curso he conocido a los padres de siete niños de mi clase a quienes no había visto nunca.»

Una crisis que como todos sabemos se está cebando con lo que hasta ahora eran dos baluartes de la sociedad española: educación y sanidad. Y ambas situaciones las vivimos a través de la madre de Sofía que es médico, y de la propia situación del colegio en que se encuentra Sofía, un colegio público desbordado por los recortes presupuestarios:
«Ahora es incluso peor, porque la Consejería de educación ha quitado la poca ayuda que daban; y los niños hiperactivos como mi hija tienen que aguantarse;  ya no hay dinero para los pobres, solo para quienes se lo llevan a manos llenas y se ríen en nuestra cara cuando les pillan y no les pasa nada. Nada. Igual que en el hospital: si eres pobre, muérete joven, joder. Que, muerto, no gastas.» (Página 31)

La medicina, pese a que esta novela se escribió cuando la famosa marea blanca de la sanidad madrileña en su lucha por evitar su privatización, algo que de momento ganaron, no ha cambiado tanto como para que no siga siendo válida esta demoledora frase:
«Ser médico hoy en día es un acto de fe: fe en que al menos tus conocimientos no pueden recortarlos, por ahora. Aunque todo llegará sin tardar mucho.» (Página 148)

Una novela en la que Amelia Noguera no se corta en decirnos lo que piensa de Bárcenas y los de su calaña:
«El instinto de supervivencia. Tan exacerbado es en algunos que les lleva a robar veintidós millones de euros, presuntamente, y luego pedir indemnización por despido. Y da igual que sea verdad o mentira, lo importante es que muchos admirarían al que lo hubiera hecho. Así somos todos. O casi todos. Los que no lo somos, debemos tomar las riendas. Y aprender a coexistir.»

Con semejante panorama, no es de extrañar la cita que la autora por boca de la abuela de una de las niñas hace de Hessel:
«Van a destruir todo por lo que luchamos. Por lo que muchos murieron. Tanta sangre para nada.» (Página 107)

Una realidad que a veces se nos cuenta con una chispa de humor:
«Pero que listos que son los alemanes, nosotros les mandamos a nuestros hijos educados y ellos nos envían a los suyos, que se tiran por los balcones de los hoteles playeros». (Página 199)

Sigue siendo igualmente válida la solución que también por boca de la abuela nos da:
«-Por eso debéis leer, niños, leed mucho todos los días, si no os da tiempo a hacer todos los deberes, da lo mismo, ya aprenderéis en clase. Leed. Y no permitáis que os anulen la imaginación. No seáis borregos; sed delfines. Aprenden mucho y no dejéis que os engañen». (Página 108)



El TDHA es el protagonista de esta novela, una enfermedad desconocida por el público en general, pero que es una pesadilla para los padres (y los profesores) de los niños que la padecen. No es para menos, pues esto es lo que le pasa a Sofía:
«Sofía no se para nunca a pensar, actúa, se enfada por todo, es irascible, no hace caso a nadie, es incontrolable. Y temeraria. No prevé las consecuencias: lo mismo le da saltar desde una silla que desde una ventana. Cruza la calle sin mirar, se sube al columpio más alto, se lanza… El corazón en un puño. Vive su momento. Es incontenible, no puede controlarse. Llora, grita, no admite una orden que la sujete. Es impulsiva. Se suelta de tu mano. Da igual que la regañes. A veces, ni te mira. Jamás piensa lo que hace. Interrumpe a los demás cuando hablan. No puede estar sentada. No atiende a nada ni a nadie.» (Página 53)

Con semejante panorama, no es difícil imaginar la angustia que tienen que sentir los padres, cuya vida se convierte en una lucha diaria.
«Cuídate -me dice mi psicólogo-. Cuídate. Las madres de niños con TDAH suelen requerir medicación. Otra terapia.» (Página 97)

Una lucha en la que el apoyo del profesorado es fundamental. Porque pobre de los afectados si por el camino se encuentran una profesora como Adela, que no ve enfermedad sino vaguería por parte del crío y culpa a los padres de sus hábitos:
«Mientras, en el colegio, Adela y hasta la directora se empeñaban en afirmar que Sofía era una niña perfectamente normal, incluso mucho más inteligente que la media, y que lo único que le ocurría era que no quería trabajar. Según ellas no necesitaba ningún trato especial ni ningún experto que la ayudara, solo algo más de «buenos modos» y «mucha disciplina». Tu hija, bonita, no tiene ningún problema. Solo es una maleducada. Allá te las apañes con ella. ¿No te has planteado cambiarla de centro?» (Página 32)

Como veis, una temática arriesgada. De entrada puede no apetecerte nada leer sobre este tema. Sin embargo, Amelia ha tenido la habilidad de plantear la novela no como una novela de tipo médico hablándonos de esta patología, sino presentárnosla dentro de una novela de intriga. Una intriga que va creciendo a medida que transcurren las páginas.

Creo que si el objetivo de Amelia era acercarnos al conocimiento del TDHA, darnos a conocer su existencia y concienciarnos del problema que supone, lo ha conseguido por completo. Sin aburrirnos. Sin emplear palabrería médica difícilmente comprensible. Consigue meternos en la piel de aquellos que tienen que convivir con este problema.


Portada del ebook del 2013
Prométeme que serás delfín es como casi todas las novelas de Amelia Noguera, una mezcla de estilos, aunque en esta ocasión, no encontraremos esos retazos de novela histórica presentes en algunas de sus novelas.
Si encontraremos una historia de amor, aunque no el amor entre un hombre y una mujer como había hecho hasta ahora, sino el amor de una madre para con su hija enferma. Eso sí, la nueva versión, también, de un modo muy rápido, contiene otra historia de amor oculta entre sus páginas que tendréis que descubrir.
Cabe pues catalogar esta novela como narrativa actual, si bien tiene también una importante trama que nos lleva a la novela de intriga, dentro que se ha dado ahora en llamar domestic noir. Vamos, que no hay detectives al uso. Y menos en este caso, que los que, policía aparte hacen la investigación, son unos críos.

Pero lo que predomina por encima de todo en Prométeme que serás delfín, es la crítica social presente en toda la novela.
No es nueva esta faceta en la literatura de Amelia Noguera, pues ya se hallaba en sus novelas anteriores. De un modo muy especial en La pintora de estrellas, donde nos hablaba del maltrato y del deterioro del sistema educativo español.
Lo que ocurre es que en Prométeme que serás delfín va un paso más allá, nos muestra cómo está indignada. Lo cierto es que creo que todos suscribiríamos la afirmación que hace en la novela:
«Necesito que me devuelvan mi vida, las de todos; que no me digan que me la robaron por mi bien; que no me roben más; que si me roban, no se vayan de rositas y no me levanten más el dedo para decirme ¡que te jodan!» (Página 262)

Es difícil no sentir lo mismo que María, la madre de Sofía, en la que Amelia Noguera pone palabras que seguramente estén en la mente de muchos de nosotros:
«No necesitamos tantos listos que huelan el dinero, necesitamos gente que cree, que se ponga en el lugar de los otros, que desee ser diferente. Porque lo que ya tenemos es una mierda» (Página 257)

Es muy claro el mensaje de esta novela: Necesitamos delfines. Necesitamos ver en la diferencia de los demás no algo negativo, sino algo que nos ayude a crecer a todos:
«Pero todo esto lo han hecho las hienas. Y ya no necesitamos más hienas. Necesitamos delfines. Personas creativas, que piensen en los demás y no en arramblar para ellos. Niños diferentes que se eduquen para formar una sociedad distinta.» (Página 107)



No vayáis a pensar que Prométeme que serás delfín, pese a tratar un tema tan espinoso como nuestra situación actual, es una novela derrotista. Muy al contrario, es una novela que derrocha optimismo, que cree en un futuro mejor siempre que consigamos que nuestros hijos sean delfines:
«Tenéis que ser delfines: inquietos, creativos, inconformistas, valientes. Ahí está la solución para esta sociedad egoísta.» (Página 144)

Cuenta además para ello con dos personajes extraordinarios: Sofía y la abuela de Blanca. Sofía es uno de esos personajes que Amelia le gusta crear, que tienen un poco esa magia, y esa pizca de bruja presente en varios de los personajes de su literatura:
«Es como una bruja con una varita mágica de la adivinación o, peor aún, como una madre: acierta hasta en las ocasiones más insospechadas». (Página 21)

Un personaje que, pese a todas las peculiaridades de su enfermedad, sabe ganarse el corazón de sus amigos:
«Sofía tiene un corazón tan inmenso que transforma todo el odio que recibe en un amor incondicional por los que se esfuerzan en entenderla. Por eso siempre está a tu lado cuando necesitas un abrazo, lo presiente; siempre tiene una sonrisa en la cara si nota que en la tuya hay pena». (Página 241)

Y por otra parte un personaje del que ya en la primera versión le decíamos a Amelia que nos había encantado y que tiene un poco más de protagonismo en esta versión, la abuela de Blanca, esa que les cuenta cuentos, esa que les pide que sean delfines:
-Mi abuela decía que las personas eran como los animales del mar. «Hay besugos, peces payaso, tiburones, merluzas, ballenas, pulpos y muchos más. Algunos son delfines. Los delfines son muy inteligentes, tanto que son capaces de entender a los peces, pero son muchos más inquietos». (Página 188) 






IMPRESIÓN PERSONAL

Os decía la primera vez que reseñé esta novela que había quedado atrapado entre sus páginas (es un decir, puesto que se trata de un libro electrónico) desde el primer momento. Esa mezcla de intriga por una parte y de crítica social por otra funcionó conmigo.
Bien es cierto que los dos temas que aborda, tanto el de Sanidad (el mundo profesional en el que me desenvuelvo) y el de Educación (en el que trabaja mi hija) me son muy próximos.
Y deben serlo también para la autora, especialmente el educativo, pues buena parte de las cosas que nos cuenta necesitan un conocimiento del mismo que va más allá de lo que pueda publicarse en la prensa o en los noticiarios.

Con esta segunda lectura de la novela, me ha pasado algo muy curioso que ya me pasó con otra novela de Amelia (es lo que tiene leerlas en ebook y que luego las vaya editando en papel) y es que me ha gustado aún más en una segunda lectura.
Además, se nota la mano de los editores, pues la autora ha procedido a la deconstrucción de la novela, para volver a ponerla de nuevo en pie, algo ampliada y más precisa aún que la anterior.

Una novela valiente y valiente también la editorial que ha decidido sacar adelante la publicación de una novela con un tema complejo, olvidado y en cierto modo controvertido, trayendo a primer plano el problema de niños con TDHA (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) que como dice una página en Internet (de una empresa farmacéutica) es un problema que afecta al niño y a su entorno durante todo el día.
Pero no es lo único, su denuncia de la gestión de la crisis actual, de los recortes en sanidad y educación, siguen desgraciadamente demasiado presentes en nuestra realidad.
Lo bueno de esta novela es que toda esta temática la envuelta en una trama de intriga en la que además nos muestra los sentimientos de unos niños, el sufrimiento de una madre por el trastorno de su hija, la lucha por sacarla adelante.
Y en eso de transmitir sentimientos, Amelia Noguera es única.

Consigue además algo muy difícil: el realismo en los diálogos de los niños. Un reto difícil el de narrar por boca de una niña. Difícil dar con ese equilibrio y no pasarse de ñoñería con críos que pecan de tontos o infantiles (véase El niño con el pijama de rayas), o por el contrario que salga un niño “demasiado” listo, con un lenguaje propio de un adulto y con preocupaciones que en ningún caso pueden ser las de un niño de su edad.
Amelia Noguera ha superado con éxito y con nota la prueba. Es imposible no trasladarse a ese mundo infantil, en el que su máxima preocupación es la amistad y la compañía de los amigos, la relación con los profesores, donde el futuro no va más allá de seguir juntas en el colegio al año siguiente.





VALORACIÓN: 9/10

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9 comentarios:

  1. En teoría me va a llegar así que ya te contaré. Me apetece esta historia.
    Besos

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  2. Después de leer tu reseña le tengo unas ganas tremendas así que espero que me llegue pronto para poder ponerme con él!

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  3. Me va a llegar de aquí poco que me voy a poner pronto con él. Me has dejado con muchísimas ganas , saludos :D

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  4. En algún momento me tengo que poner con esta Amelia pasada por el tamiz del editor. Besos.

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  5. Leí este libro en digital, pero ahora me has picado la curiosidad con esos cambios que dices que tiene. Me gustó mucho.
    Besotes!!

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  6. Así a primera vista no me llama mucho
    pero con tu reseña, me queda claro que no es para mí
    un beesito

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  7. Me parece una lectura interesante. Un abrazo

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  8. Una autora que tengo super pendiente!

    Besotes

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  9. Creo que debe ser interesante. Si llega a mis manos, la leeré.
    Un abrazo

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