jueves, 12 de mayo de 2016

READY PLAYER ONE (ERNEST CLINE)

Ready Player One

Ernest Cline



FICHA TÉCNICA

Título: Ready Player One
Autor: Ernest Cline
Editorial: Ediciones B (Nova), 2011
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 462






Editorial: B de Bolsillo, 2019
Encuadernación: Tapa blanda bolsillo
Páginas: 480
PVP: 6,95 €







ERNEST CLINE


Nos dice la editorial de este autor:

Ernest Cline (Ohio, Estados Unidos, 1972) es poeta, escritor y guionista. En 2010, vendió los derechos de su primera novela, Ready Player One, a la Warner Bros., que proyecta hacer una gran producción, con el propio Cline como guionista. Los derechos de la novela se han vendido en medio mundo, después de convencer a los medios y lectores en lengua inglesa, y cautivar a autores de la talla de Charlaine Harris y Patrick Rothfuss, a quien, según ha confesado, le pareció haberla escrito él mismo. 
Actualmente, Cline vive en Austin, Texas, con su esposa, su hija y una gran colección de videojuegos clásicos.






ARGUMENTO de READY PLAYER ONE


Estamos en el año 2044 y la humanidad prefiere refugiarse en OASIS, un juego virtual que les saca de una realidad de un mundo real cada vez más sombrío. Wade Watts, un joven estudiante, no es la excepción.
El universo del video juego cambia por completo cuando muere Halliday, su creador y deja escondida dentro del juego una fortuna, a la que se accede mediante un juego lleno de pistas:

«Ocultas, las tres llaves, puertas secretas abren.En ellas los errantes serán puestos a prueba.Y quienes sobrevivan a muchos avataresllegarán al Final donde el trofeo espera».

¿Leyenda urbana o realidad? Lo cierto es que grandes y chicos, y Wade no es la excepción, dedican gran parte de su vida a buscar el tesoro escondido.
«La Cacería, como acabó por conocerse aquella competición, fue abriéndose paso a través de la cultura global. Igual que sucedía con la lotería, encontrar el Huevo de Pascua de Halliday se convirtió en una ilusión popular tanto entre adultos como entre niños. Se trataba de un juego en el que cualquiera podía participar y, al principio, no parecía haber un modo acertado ni erróneo de jugarlo». (Página 17)

Después de años, Wade consigue descifrar la primera parte del enigma y conseguir la primera llave, por lo que a partir de ese momento el juego se convierte en una realidad y en una carrera para ser el primero en alcanzar la meta, aunque para conseguirlo haya que matar a los rivales por el camino, bien sea de un modo virtual, o como algunos están haciendo, de un modo real.








READY PLAYER ONE

Ready Player One es sin duda una revolución en el mundo de la literatura fantástica. ¿Literatura fantástica? Es un modo de llamarlo, aunque bien podría hablarse también de ciencia ficción. Aunque, a diferencia de muchos libros de este género, si bien está situado en un futuro muy cercano, desde el momento en que empiezas su lectura vas sintiendo que ese futuro en gran parte ya está aquí, que apenas estamos a un click de que termine de desarrollarse la tecnología que lo hace posible.
Porque la primera fase, la del mundo del videojuego, es ya toda una realidad:
«Si me sentía deprimido, impotente ante la mala suerte en mi vida, lo único que debía hacer era darle al botón de Player One y mis preocupaciones desaparecían al momento, al tiempo que mi mente se concentraba en la matanza incesante y pixelada que tenía lugar en la pantalla, delante de mí. Allí, en el interior de aquel universo bidimensional del juego, la vida era muy simple: Eres tú contra la máquina». (Página 24)

Solo falta ese pequeño salto que nos lleve a la cración de una realidad virtual como OASIS, que va mucho más allá de un juego. Es también un universo al que ir para escapar de la rutina diaria, donde conversar en chats virtuales con los amigos, donde estudiar sin salir de casa. Dicho de otra manera, donde vivir una vida que solo de ese modo parece estar al alcance de los humanos.
«Oasis, el acrónimo de las palabras Ontologically Anthropocentric Sensorial Inmersive Simulation (Simulación de Inmersión Sensorial Ontológicca Antropocéntrica). Oasis acabaría por modificar la manera de vivir, trabajar y comunicarse de la tente en todo el mundo. Transformaría la naturaleza del entretenimiento, de las redes sociales e incluso de la política global. Aunque en un principio se vendió sólo como un juego online para un número enorme de jugadores, Oasis no tardaría en convertirse en un nuevo modo de vida». (Página 78)

Para que todo eso fuera posible, solo faltaba un elemento: Su alcance universal, porque OASIS es gratuito. Tan gratuito como esos juegos que circulan por muchos móviles y que se mantienen gracias al dinero que cobran por publicidad o por vender accesorios virtuales para el propio juego.
«Oasis era lo que la gente llevaba decenios esperando. La realidad virtual que llevaban tanto tiempo prometiéndoles había llegado al fin y era mejor de lo que habían imaginado. Oasis era una utopía online, un simulador doméstico. Y lo mejor de todo: era gratuito». (Página 81)

Evidentemente no todo puede ser positivo, porque a lo que está llevando es a un aislamiento de la realidad. Nada tiene que ver la vida dentro de Oasis con la realidad diaria.
«Oasis había evolucionado hasta convertirse en algo horrible: Se había convertido en una cárcel autoimpuesta para la humanidad. En un lugar agradable donde la gente se evade de sus problemas, mientras la civilización se hunde lentamente, especialmente por falta de atención». (Página 156)


Como podéis ver, el punto de partida es muy interesante, porque sí o sí, nos obliga a reflexionar sobre la realidad que estamos viviendo. Lo que se nos cuenta en Ready Player One no está tan lejos de lo que ya estamos viviendo, que parece la primera fase de ese universo que nos describe la novela.

Partiendo de una gran idea, lo importante es el desarrollo. Porque a partir de ahí podría salir cualquier cosa. Como por ejemplo una novela de estas que se ha dado en llamar “juvenil”, con amores en la red y aventuras cibernéticas en el interior de un juego (como en su día era Tron, película de la que por cierto se habla en la novela)
Pero no es el camino seguido por Ernest Cline, que se aleja de esa propuesta para darnos otra mucho más compleja, porque el juego en busca del tesoro está repleto del mundo del supuesto autor del mundo, que no es otro que las referencias a la cultura de la década de los 80. Una cultura que en primer lugar incluye los juegos de aquella época, aquel Pacman rebautizado por nosotros como el come-cocos, las máquinas de monedas que vinieron a sustituir en los bares a los pinball (aquellas máquinas de bolas que tratabas de impedir que se colaran por el agujero inferior), aquel primitivo Space Invader (de donde viene la expresión matar marcianitos) y todos los que vinieron después y que irán circulando y siendo protagonistas del argumento de esta novela.
Pero no solo de juegos se trata. Hablaba de cultura y la música y el cine juegan también un papel muy destacado. Eso sí, no busquéis cualquier tipo de película, pues nos muestra un cine lúdico, con películas que hoy día siguen en las mil y una reposiciones televisivas. Películas como Blade Runner o Los caballeros de la mesa cuadrada de los Monty Python ocupan su lugar en el juego, junto a una gran banda sonora musical con temas de aquella época, temas que no son tan populares como las películas, pues son totalmente anglosajones.

Todos estos elementos bien agitados, con un toque de aventura juvenil, esa lucha en busca del tesoro (algo que sin duda engancha a nuestro subconsciente infantil) y su ligero toque romántico (eso sì, tan actual como el amor por internet sin saber si el físico virtual tiene algo que ver con el real) hacen de Ready Player One una divertidísima novela que te va atrapando más y más a medida que transcurren sus páginas. Lo cual tiene mucho mérito, porque solo una pequeña parte de la cultura que en la novela se vierte está entre mis conocimientos. La mayor parte de los juegos que menciona y a los que dicho sea de paso se juegan en la novela, son conocidos por mí por algo más que su nombre. Porque por ejemplo Dragones y mazmorras seguro que de nombre a todos os suena pero ¿cuántos habéis jugado a ese juego?

Una novela que se lee de un modo muy visual, imaginándotelos juegos, las acciones, esos universos diferentes que a cada paso va inventando el autor, con un ritmo tan vívido, que hace que Ready Player One no solo se haya convertido en una novela de culto, sino que vaya a convertirse en una gran superproducción de Hollywood.


Y para terminar, nada mejor que esta cita que encontramos en la novela al comenzar el NIVEL 2 de la misma. Una cita:
«La realidad no me entusiasma, pero sigue siendo el único lugar donde se come decentemente». (Groucho Marx)






IMPRESIÓN PERSONAL

Ready Player One es una novela que puede o no gustarte, pero que desde luego no va a dejarte indiferente, tanto si en su día jugaste al Defender o eres hoy día un apasionado de Call of Duty.
Porque el universo futuro que nos plantea, una distopía en toda regla, es tan cercano, que parece que está a punto de tener lugar ya, de ser posible sin que la tecnología tenga que avanzar de un modo radical o ser necesarios nuevos y desconocidos inventos.

Envuelto además en una estructura de una novela épica de aventuras, nos va presentando problemas que no son de una sociedad futura, sino que son los nuestros: la soledad, la incomunicación en un mundo hipercomunicado, el aislamiento, la evasión, la ambición, la corrupción… Todo esto y más, podéis encontrarlo en Ready Player One.

No te lo pienses más y sumérgete en este universo creado por Ernest Cline.




Lectura facilitada por la Biblioteca Municipal de Móstoles





VALORACIÓN: 9/10


               


5 comentarios:

  1. No me importaría leerlo si se me cruza.

    Bs.

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  2. No termina de llamarme esta vez y con tanto pendiente, mejor lo dejo pasar.
    Besotes!!!

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  3. ¡Lo tengo pendiente! Me lo regaló mi chico por mi cumple, en Febrero, y le tengo muchas ganas.
    A ver si saco un hueco.
    Besos

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  4. Gracias por la reseña, no me llama mucho.
    Besos

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  5. La reseñé hace poquito.
    Una lectura que me ENCANTO y he recomendado un montón!

    Besotes

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