jueves, 8 de diciembre de 2016

ME LLAMO LUCY BARTON (ELIZABETH STROUT)

Me llamo Lucy Barton
Elizabeth Strout





FICHA TÉCNICA

Título: Me llamo Lucy Barton
Autor: Elizabeth Strout
Traducción: Flora Casas
Editorial: Duomo, 2016
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 211








ELIZABETH STROUT


Esto es lo que la editorial nos cuenta de la autora en la contraportada del libro:

Elizabeth Strout nació en Maine, pero desde hace años reside en Nueva York. Es la autora de Olive Kitteridge, novela por la que obtuvo el Premio Pulitzer y el Premi Llibreter, Los hermanos Burgess, Abide with me y de Amy e Isabelle, que fue galardonada con el Art Seidenbaum Award de los Angeles Times a la primera obra de ficción y el Heartland Prize del Chicago Tribune.
También ha sido finalista del Premio PEN/Faulkner y el Premio Orange de Inglaterra.
Sus relatos se han publicado en varias revistas, como The New Yorker y O, The Oprah Magazine.






ARGUMENTO de ME LLAMO LUCY BARTON


«Pero ésta es mi historia.Y sin embargo, es la historia de muchos.Pero ésta es mi historia. Ésta. Y me llamo Lucy Barton».

Una historia que comienza tiempo atrás cuando Lucy por una extraña infección tuvo que permaneces hospitalizada durante casi nueve semanas en Nueva York, con el edificio Chrysler frente a ella.
Durante su enfermedad recibe la visita de su madre durante cinco días. Días en los que revivirá su infancia, su vida, su relación con su madre y el amor que siente por los suyos.






ME LLAMO LUCY BARTON


Portada original
Me llamo Lucy Barton es una historia contada en primera persona. Una historia en la que la autora va mostrándonos el alma de su personaje, una mujer nacida y criada en el campo en el garaje de una casa en medio de una gran pobreza y careciendo prácticamente de todo. Una pobreza que hizo que se sintiera muy sensible a la arrogancia de los demás, a esa capacidad de los seres humanos de sentirse superiores despreciando a los demás:
«Me interesa cómo encontramos maneras de sentirnos superiores a otra persona, a otro grupo de personas. Pasa en todas partes, y todo el tiempo. Le pongamos el nombre que le pongamos, creo que es lo más rastrero que hay en nosotros, esa necesidad de encontrar a alguien a quien rebajar». (página 106)

No fue una infancia feliz precisamente la de Lucy Barton, siempre consciente de su tremenda pobreza y de cómo eso la apartaba del resto de las niñas. Algo que sin duda forjó su carácter:
«A pesar de estar en la plenitud de la vida, me sentía sola. La soledad fue el primer sabor que había probado en mi vida, y seguía allí, oculto dentro de la cavidad de mi boca, recordándomelo». (Página 52)

Una vida en la que asistimos al comienzo de su vocación escritora, del por qué de la misma:
«Los libros me aportaban cosas. Eso es lo importante. Hacían que me sintiera menos sola. Eso es lo importante para mí. Y pensaba: ¡Escribiré y la gente no se sentirá tan sola! (…) Sabía que era escritora. No sabía lo duro que sería, pero eso no lo sabe nadie y, además, no tiene importancia». (Página 34)






IMPRESIÓN PERSONAL

En principio, Me llamo Lucy Barton lo tiene todo para captar el alma sensible de los lectores, haciendo como dicen en La Voz de Galicia, “extraordinarias las pequeñas cosas”. No hay grandes acontecimientos en la novela. Sólo el devenir de una vida aparentemente de lo más normal, la de una mujer que lucha por salir de su pobreza económica e intelectual.
Y lo hace dejando su autora el alma al descubierto. O casi, porque hay cosas que conscientemente se reserva y así nos lo dice a los lectores, como su fracaso matrimonial, por el que pasa de puntillas.

Una novela cargada de sentimientos, que nos narra la difícil relación de amor que mantiene con su madre. Y ahí es donde sin poderlo remediar, me distancio de la novela y dejo de empatizar con la protagonista.
Entiendo que es una cuestión muy personal, pero de eso se trata aquí, de mi impresión “personal”. No pude entender la relación de Lucy con su madre. Puedo entenderla a ella, sus silencios, su amor protector de madre. Pero al mismo tiempo, eso chirría totalmente con la desatención que de pequeña le prestó a Lucy. Escalofriantes la escena que nos narra Lucy de como sus padres la dejaban encerrada todo el día en una vieja furgoneta. No hay manifestaciones de amor por parte de la madre, por lo que puedo entender que las siga demandando, pero no que por parte de ella exista un amor hacia su madre, porque no veo que eso pudiera tener lugar.

Es lo que tienen los libros que apelan a los sentimientos, que o te encantan o, como ha sido mi caso, si no conectas no terminan de convencerte.




Lectura facilitada por la Biblioteca Municipal de Móstoles





VALORACIÓN: 7/10 



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5 comentarios:

  1. A mí por ejemplo me encantó esa contradicción de sentimientos.

    Bs.

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  2. Me gustó esta propuesta de Elizabeth Strout. Como bien dices, tiene el peligro de estar basada únicamente en los sentimientos, por lo que la empatía que sienta el lector es esencial para las impresiones finales.

    Un saludo.

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  3. He visto ya otras reseñas que señalan el mismo pero, que resulta difícil empatizar con esta relación entre madre e hija. No lo descarto, pero bajo expectativas.
    Besotes!!!

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  4. Cada vez tengo más claro que esta novela no es para mi. Besos

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  5. Coincidimos en opiniones y en nota Pedro, comprendí la vida de Lucy y el por qué ella era así. Pero no fui capaz de entender el comportamiento de su madre, no encontré esa intensidad en emociones que otra gente si captó.

    Besitos

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