miércoles, 1 de marzo de 2017

CAROLUS (CAROLINA MOLINA)

Carolus
Carolina Molina



 
FICHA TÉCNICA

Título: Carolus
Autor: Carolina Molina
Editorial: Ediciones B, 2017
Encuadernación: Tapa dura
Páginas: 432









CAROLINA MOLINA


Esto es lo que la editorial nos cuenta de la autora del libro:

Carolina Molina nació en Madrid. Es licenciada en Periodismo por la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid y ha colaborado en diversos medios de Granada y Madrid. Ha coordinado varios libros de relatos, entre los que destacan Los que cuentan (2011) y Cuentos engranados (2013), junto a Jesús Cano, y participado en diversas antologías, las más recientes Retales del pasado y Dolor tan fiero, ambas en 2015
Es autora de siete novelas históricas: La luna sobre la Sabika (2003), Mayrit entre dos murallas (2004), Sueños del Albayzin (2006), Guardianes de la Alhambra (2010), Noches en Bib-Rambla (2012), Iliberri (2013) y El falsificador de la alcazaba (2014).
Su último trabajo es la coordinación, junto a la escritora Ana Morilla, de la antología Cervantes tiene quien le escriba, para conmemorar el centenario cervantino. 
Desde 2013 coordina las Jornadas de Novela Histórica de Granada y en la actualidad es directora de las Jornadas Madrileñas de Novela Histórica.


Acaba de publicar Carolus (2017)







El mejor alcalde de Madrid


ARGUMENTO de CAROLUS


Carlos III (cuadro de Goya)
Esta es la sinopsis de la novela facilitada por la editorial:

Carlos III llega a Madrid a ocupar el trono de España con ideas ilustradas y modernizadoras. La ciudad del «agua va», sin aceras y falta de luz, se transforma: las calles se asfaltan y se crean normas de higiene y seguridad. El famoso arquitecto Francesco Sabatini levanta edificios emblemáticos, como la Puerta de Alcalá, y finaliza el Palacio Real. El Salón del Prado se llena de fuentes, entre ellas, la de Cibeles.
A esta ciudad de cambios asoman dos parejas, la de los granadinos Lorenzo de Elvira y Gil López y la de las burgalesas Dorita y la marquesa de Valdivielso. El destino los llevará a enredar sus vidas, complicadas por el amor, mientras son testigos de los cambios que experimenta la España ilustrada aún heredera de la picaresca y del engaño. En este Madrid nada será lo que parece. Marquesas que se enamoran de criados, hijos con dos padres, amantes que huyen por las ventanas… todo es posible en esta novela, incluso presenciar el Motín de Esquilache.







CAROLUS


Estatua de Carlos III en la Puerta del Sol
Esta es la historia de Carlos III. Bueno, de parte de su historia, pues en realidad lo que va a contarnos Carolina Molina son los sucesos que tuvieron lugar desde el momento en que llegó a España para tomar posesión de la corona española.
Ahora bien, no es una biografía de Carlos III. Él es uno más, muy importante eso sí, de los personajes que protagonizan esta novela. Porque junto a los personajes reales que existieron y que aparecen en esta novela como Carlos III, el marqués de Esquilache, Sabatini, Ventura Rodríguez y tantos otros, aparecerán mezclados con ellos personajes de ficción.
Con esos personajes de ficción consigue la autora darle un aspecto más ágil y dramático a la novela, al tiempo que nos permite conocer los entresijos de la vida en una gran ciudad como Madrid.

Y junto a los personajes, de ficción o reales que pueblan esta novela, el otro gran protagonista de la misma es Madrid y aquellos que la habitaban. Un pueblo con muchas virtudes y otros tantos defectos, entre los que la higiene era uno de ellos. Aquel Madrid del «¡agua va!» lanzando sus inmundicias por las ventanas a la calle con el consiguiente riesgo para los que por la calle transitaban:
«Es que en esta ciudad no hay respeto, señor. Aquí la ley es la de no hacer nunca caso. Lo mejor es que siempre vaya en coche y si no puede pagárselo todos los días saldré yo primero para recibir el baño antes que vuesa merced, que necesita ir muy limpio a su trabajo». (Página 71)

Ese Madrid sucio (hay cosas que parecen no querer cambiar nunca) fue la primera tarea con la que se enfrentó Carlos III, que luchó contra aquellas calles de barro sobre las que era imposible limpiar las inmundicias que sobre ellas arrojaban sus habitantes:
«La cosa era que Madrid era una ciudad sucísima. Y antes que pensar en cambiar la corte a otro lugar era obligado esforzarse por cambiar a Madrid, haciéndola urbe ilustrada». (Página 88)

Fuentes de Cibeles, Neptuno y Apolo
Una tarea de modernización que supuso un gran esfuerzo, no sólo económico, sino también de lucha contra una mentalidad muy peculiar:
«-Pienso en la manera de no ofender a los madrileños porque piensan que las miasmas y tufos de la ciudad les protegen de los resfriados.
-¡Sorprendente!-Sí, señor. No es este un pueblo que acepte con refinamiento los cambios.-¿Y a qué pueblo le gusta que le cambien. Todo esto lo hacemos por ellos, fijaos, señor Esquilache, por ellos mismamente. Pero tener en cuenta sus supersticiones sería como contar con su opinión. Un rey ilustrado que se precie ha de hacer las cosas por su pueblo, pero sin su pueblo». (Página 89)

Aires de modernidad que intentaron aplicarse a las costumbres madrileñas, como la de su propia vestimenta, con grandes capas y sombreros que intentaron sustituir por la capa corta y el sombrero de tricornio. No era un capricho. Era también una medida de seguridad para evitar la impunidad con la que se producían ataques en una ciudad en la que la luz brillaba por su ausencia. Aunque no solo era el pueblo llano el que se oponía a esta medida:
«O sea, decían los de la nobleza, que ahora todos somos iguales, vamos, que salvo por la palabra, nadie podrá diferenciar a un hidalgo de un menesteroso porque ambos irán con la misma capa y el mismo sombrero. (…) Así no habría manera de saber quién era el señor o el lacayo. Con lo español que era darse pote». (Página 276)

Puerta de Alcalá
No fueron solo las costumbres, la pavimentación de sus calles, o su alumbrado lo que pretendió cambiar el rey. También cambió la ornamentación de la ciudad, dotándola de grandes fuentes que ahí siguen resistiendo el paso del tiempo y convertidas en símbolos de la ciudad como la Cibeles, Neptuno, Apolo, con la creación de grandes vías, la creación del jardín Botánico o lo que más tarde sería el Museo del Prado, sino con el que con el tiempo se convertiría en otro de los símbolos de la ciudad: La Puerta de Alcalá.
Una puerta que sustituyó a la antigua que había y que, desde el primer momento en que entró el rey en la ciudad se ganó el odio y la antipatía de María Amalia de Sajonia, la mujer de Carlos III.
«La puerta se veía imponente. Nada igual se conocía en la ciudad de Madrid. Ni la puerta de Recoletos, ni la de Atocha podían comparársele en altura y anchura, que toda ella era robusta pero a la par elegante. Porque bien mirado no era puerta, sino arco triunfal». (Página 365)

Todo esto, que se nos narra en la novela, es lo que ha llevado a considerar a Carlos III como el mejor alcalde de Madrid, el más popular. Un rey que se ha hecho presente hasta en nuestras canciones, con la popular “La puerta de Alcalá” de Ana Belén y Víctor Manuel:
«Una mañana fría llegó
Carlos III con aire insigne
y se quitó el sombrero muy lentamente
bajó de su caballo
con voz profunda le dijo a su lacayo:
ahí está, la Puerta de Alcalá.
Ahí está, ahí está
viendo pasar el tiempo la Puerta de Alcalá.»






IMPRESIÓN PERSONAL

Carolus es una entretenida novela que no va a aburrirnos con datos ni a liarnos con sus personajes, pero con la que sin duda aprenderemos o recordaremos una parte muy importante de la historia de Madrid.
Sin duda a su agilidad narrativa y al enganche con el lector contribuye esa trama ficticia con la que acompaña a la historia de Carlos III y que nos lleva de la mano de personajes venidos de fuera de la ciudad (como tantos y tantos otros madrileños de adopción), con dorita y la marquesa de Valdivieso venidas desde Burgos o Lorenzo de Elvira y Gil López venidos desde Granada, a conocer los entresijos dela vida de los madrileños de aquella época.
No es Madrid el único escenario, porque la ciudad de Granada aparece también retratada en bastantes páginas de la novela, pues hasta allí se traslada una parte de la acción.

Me ha gustado el peculiar estilo narrativo empleado por la autora que nos traslada al modo de hablar de otra época. Además, utiliza un narrador omnisciente que, en muchos momentos de la novela, no reprime un tono irónico y burlón a la hora de referirnos algunos de los acontecimientos que nos narra. Es muy importante ese toque humorístico a lo largo de toda la novela, que le confiere un carácter más desenfadado a la novela, narrándonos multitud de episodios históricos sin que tengamos la sensación de que nos están endilgando un rollo histórico. De eso se trata, de enseñar deleitando, y a fe que lo consigue la autora con esta novela.

Una novela para leer y conservar en nuestras estanterías.




VALORACIÓN: 8/10




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4 comentarios:

  1. Me encanta!!! La verdad es que la historia de Madrid es apasionante.

    Bs.

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  2. Aún no he leído una reseña en contra, y la verdad es que apetece más que un chocolate con churros en fallas!! jeje.

    Un beso
    Yolanda.

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  3. Me estáis tentando con esta novela, que sólo veo muy buenas opiniones.
    Besotes!!!

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